En octubre de 2024, los fans de Dragon Ball —ese ejército intergeneracional de melancólicos con músculos imaginarios— vivieron un déjà vu glorioso. Bandai Namco y Spike Chunsoft soltaron al mercado Dragon Ball: Sparking! Zero, un título que no solo resucita la esencia de Budokai Tenkaichi, sino que la eleva, la electrifica y la lanza al hiperespacio gráfico de Unreal Engine 5.
Más que una simple secuela espiritual, Sparking! Zero es el equivalente digital de una Genkidama: una acumulación de energía colectiva hecha videojuego. Y no, no exageramos. Bueno, tal vez un poco, pero es que este juego da para eso.
Un mundo donde los árboles vuelan y las montañas sangran
Imagina esto: un campo de batalla en Namek donde una onda de energía no solo despeina a los enemigos, sino también arranca trozos de terreno como si fueran papel mojado. Eso es lo que permite el sistema tridimensional de Sparking! Zero, donde el entorno no es testigo, sino víctima. Cada explosión deja huella, cada puñetazo puede abrir un cráter. Las batallas se sienten más vivas que algunos políticos en campaña.
El salto entre el combate aéreo y el terrestre no solo es fluido, es cinemático. Uno se siente menos jugador y más coreógrafo de un ballet violento entre dioses musculosos con traumas infantiles mal resueltos.
El multiverso del fanservice: 180 personajes y contando
El roster de personajes parece sacado de un sueño húmedo de un foro de Reddit. Goku, claro. Vegeta, por supuesto. Pero también están Black Freezer, Gohan Beast, Gamma 1 y 2, y una procesión de transformaciones que harían sonrojar a un Transformer. Hasta Dragon Ball GT —esa oveja negra que siempre vuelve a casa por Navidad— tiene representación.
Cada personaje no solo se ve distinto: se juega distinto. Con animaciones que rozan el fetichismo por el detalle, cada técnica especial es una pequeña pieza de animación homenajeando al anime original. Un museo interactivo de rayos láser y gritos guturales.
Historias reimaginadas: ¿Y si Cell ganaba?
El modo «Episodio de combate» es quizás uno de los giros más interesantes. Ya no estás condenado a repetir la historia conocida como un actor de telenovela atrapado en su papel. Aquí puedes cambiar el guion. ¿Y si Raditz sobrevivía? ¿Si Gohan fallaba? La historia se bifurca como un árbol del tiempo con raíces en la nostalgia y ramas en la imaginación más febril del fan.
Además, el modo de combate personalizado te permite jugar a ser dios: eliges los personajes, los diálogos, el soundtrack y hasta compartes tu pequeña creación con otros mortales online.
Cifras que hacen temblar a Shen Long
En su primer día, Sparking! Zero vendió más de tres millones de copias. Para enero de 2025 ya superaba los cinco millones. En Steam, las valoraciones “Muy Positivas” abundan como esferas del dragón en saga filler. En Metacritic ronda un 83/100, lo cual, en el universo de los videojuegos, es lo más cercano a una ovación de pie.
El equilibrio en el sistema de combate y su fidelidad al espíritu original de Dragon Ball han sido especialmente elogiados. Este juego no quiere reinventar la rueda: quiere pintarla de dorado y hacerla girar al ritmo de un Kamehameha.
DLCs: la fuente de la eterna juventud digital
Bandai Namco, fiel a su tradición, ha confirmado un pase de temporada con tres paquetes adicionales. Se esperan más de veinte personajes nuevos, incluyendo joyitas como Orange Piccolo, Ultra Ego Vegeta y quién sabe cuántos misterios aún por desvelar de Dragon Ball Daima. El juego, como Freezer, parece tener más formas de las que podemos imaginar.
El último rugido de Toriyama
Quizás el detalle más conmovedor sea este: Sparking! Zero fue el último gran proyecto de Dragon Ball con la participación activa de Akira Toriyama antes de su fallecimiento en marzo de 2024. El juego, en cierto sentido, se convierte en su testamento digital. Un legado jugable. Un grito de guerra pixelado que honra décadas de humor absurdo, batallas épicas y peinados imposibles.
¿Dónde jugarlo?
Disponible en PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC (Steam), Sparking! Zero llegará también, dicen los rumores, a la futura consola de Nintendo. Porque si algo sabe Dragon Ball, es sobrevivir a todas las generaciones. Como los buenos mitos… o las modas del reguetón.
Conclusión: más que un juego, una cápsula del tiempo
Dragon Ball: Sparking! Zero no es solo un videojuego: es una celebración. Un museo en llamas. Un parque de diversiones donde cada atracción grita «¡Kaio-Ken!» con convicción. Es el tipo de producto que no solo entretiene, sino que recuerda por qué, tantos años después, seguimos soñando con volar, con gritar, con transformarnos.
Y por si lo dudabas: sí, merece un lugar en tu colección.